En la letra pequeña de los préstamos personales suelen aparecer varios costes adicionales que pasan desapercibidos a causa de su tamaño reducido. Normalmente no nos fijamos mucho en ellos, pero estos gastos acaban encareciendo el precio de los créditos. Si no queremos tener desagradables sorpresas, es importante conocer bien todos los costes asociados a la contratación de créditos al consumo y saber cómo evitarlos.
Cuando contratamos préstamos personales no solo debemos fijarnos en el tipo de interés, también debemos mirar las comisiones y los costes adicionales. Las entidades bancarias suelen cobrar por estos conceptos:
La mayoría de préstamos personales privados no incluyen comisiones ni gastos adicionales, pero no todos. Las empresas que conceden mini créditos y préstamos rápidos no cobran comisiones ni otros gastos ocultos, pero algunas sí que nos pueden cobrar un pequeño importe si devolvemos el crédito antes de tiempo. En cambio, algunos préstamos de importe más elevado sí que pueden incluir comisiones de apertura o de estudio. Además, como es lógico, todas las empresas privadas nos aplicarán penalizaciones por demora si no devolvemos el crédito.
Para saber los costes de un crédito personal debemos fijarnos en la tasa anual equivalente (TAE), que incluye tanto los intereses como las comisiones. Sin embargo, esta tasa no tiene en cuenta algunos gastos como los honorarios del notario (en el caso de algunos préstamos bancarios), por lo que deberemos leer detenidamente el contrato para saber el precio exacto del préstamo.
Los préstamos personales (llamados así por su garantía personal) permiten obtener una cantidad de dinero determinada a través de una entidad financiera, a cambio del compromiso de devolver todo el importe concedido más los intereses devengados en un plazo concreto, generalmente a través del abono de cuotas periódicas.
El nombre de préstamos con garantía personal lo reciben porque, tal y como se afirma desde el Banco de España, «en este tipo de préstamos la entidad no suele contar con una garantía especial para el recobro de la cantidad prestada». De este modo, esta institución determina que todos los préstamos personales «tienen como garantía genérica los bienes presentes y futuros del titular», y no un bien específico como otros productos (las hipotecas, por ejemplo).
Desde hace unos pocos años, los préstamos personales son, por derecho propio, los productos financieros con más demanda entre los consumidores españoles, pues les permiten obtener un dinero extra para financiar, tanto pequeños gastos imprevistos como proyectos particulares más ambiciosos. En ese sentido, hay que decir que todos los créditos que tienen como garantía solo los ingresos y la estabilidad de los titulares, incluidos los préstamos online para imprevistos que comercializan ciertas empresas de capital privado, se consideran préstamos personales.
Que la garantía sea personal quiere decir, básicamente, que la entidad no exige que se aporten bienes materiales específicos (como un inmueble, por ejemplo) o que una tercera persona nos respalde para asegurarse de recuperar el dinero concedido. En estos casos, la buena situación financiera del prestatario y su retribución económica es lo que garantiza el reembolso. En consecuencia, si el titular no abona las cuotas del modo acordado, responderá de la demora con todos sus bienes presentes y futuros.