Los préstamos hipotecarios son una alternativa para obtener grandes sumas de dinero para reunificar deudas, aceptar herencias o incluso comenzar un negocio. Siempre que tengamos una vivienda en propiedad como garantía podremos contratar estos préstamos hipotecarios.
Cuando hablamos de garantía hipotecaria, nos referimos al aval que le asegura a la entidad prestamista del dinero que no saldrá perdiendo y que de una manera u otra recuperará el préstamo que ha concedido, en el caso de que incurramos en un impago o de que no cumplamos con alguna de las condiciones establecidas en el contrato. Si queremos conocer el monto total de capital de nuestra vivienda, debemos fijarnos en la diferencia entre el valor tasado de nuestro hogar y el saldo restante que tenemos por pagar de la hipoteca. Así, es necesario aclarar que no es lo mismo un préstamo hipotecario que uno con garantía hipotecaría, ya que el primero es el que nos permitirá adquirir un inmueble, por lo que, el único fin de este producto es concedernos la propiedad y en ningún caso el capital, a diferencia del segundo.
Los préstamos con garantía hipotecaria son créditos cuya única garantía de pago es un inmueble en propiedad o hipotecado que tenga poco capital pendiente. Estos productos son distintos a las hipotecas, ya que su finalidad no es la de comprar una vivienda, sino disponer de grandes cantidades de dinero para consumo, afrontar grandes gastos imprevistos o reunificar deudas, entre otros. Sin embargo, sus condiciones son muy diferentes: los préstamos con garantía hipotecaria también ofrecen cantidades de dinero elevadas (hasta 500.000 euros, dependiendo del valor adjudicado tras la tasación del inmueble) a devolver en plazos de reembolso largos, de hasta 15 años. No obstante, el tipo de interés de los créditos con garantía hipotecaria suele ser más alto que el de las hipotecas, ya que el riesgo que asumen las entidades prestamistas es mayor y no deja de ser un préstamo
Una de las principales ventajas que a menudo ofrecen los intermediarios financieros que ofertan estos productos es la opción de realizar un estudio gratuito de nuestra situación financiera y una tasación de nuestra vivienda o del inmueble que vayamos a depositar como garantía. De este modo, sabremos en qué circunstancias nos encontramos y podremos evaluar nuestra capacidad de pago de estos préstamos con información de analistas profesionales, pudiendo así decidirnos con mayor facilidad por la financiación que requerimos.
Un crédito con una propiedad como garantía de pago es un producto financiero que puede sernos de gran utilidad, ya que permite obtener grandes sumas de dinero, aunque la situación económica por la que pasemos sea delicada, es decir, tengamos impagos, no dispongamos de ingresos estables ni suficientes, etc. No obstante, es un producto que conlleva un gran riesgo y que puede llegar a ser muy peligroso si no lo utilizamos con precaución y de manera responsable.
1. Pros de los préstamos con garantía hipotecaria
2. Contras de los créditos con garantía hipotecaria
A la hora de contratar un crédito con un inmueble como garantía de pago, podremos usar el dinero para cualquier finalidad, ya que los intermediarios financieros que los comercializan no nos exigirán que justifiquemos el motivo de nuestra solicitud. No obstante, debemos ser responsables y solo solicitar este tipo de productos en situaciones excepcionales en las que necesitamos grandes importes de dinero y en ningún caso como una fuente de financiación recurrente. En cualquier caso, estas son las finalidades más comunes para las que es recomendable o adecuado emplear el capital que podemos obtener con estos productos crediticios:
Como ya hemos comentado, debemos tener en cuenta que, en caso de impago o de incumplir con cualquiera del resto de las condiciones del contrato, perderemos el bien que hemos puesto como garantía, por lo que debemos planificar un presupuesto y asegurarnos de que podremos reembolsar el dinero del crédito dentro de los plazos acordados con el prestamista sin que esto afecte a nuestra estabilidad económica.